FUNDECAM Y UFRO PARTICIPARON DE ENCUENTRO INTERCULTURAL CON COMUNIDADES QUECHUA EN PERÚ

 

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Una delegación de La Araucanía realizó actividades de intercambio cultural con comunidades del altiplano andino, gracias a proyecto de cooperación técnica internacional. 23/09/2015

FUNDECAM Y UFRO PARTICIPARON DE ENCUENTRO INTERCULTURAL CON COMUNIDADES QUECHUA EN PERÚ

 

Una fiesta de agradecimiento a la vida, marcada por el cariño, respeto, valores y saberes ancestrales de la cultura Quechua es el “Watunakuy”, un espacio de intercambio donde se celebra a la “Madre Semilla” y que una vez al año reúne en la Región de Cusco en Perú a comunidades de distintas latitudes, tanto locales como extranjeras. Este 2015 también tuvo entre las delegaciones invitadas a una proveniente de La Araucanía, integrada por la Fundación de Desarrollo Campesino (Fundecam) y la Universidad de La Frontera.

La participación en esta importante festividad indígena se gestó en el marco del proyecto de cooperación técnica internacional que ejecutan ambas instituciones de La Araucanía junto al Centro de Promoción de Sabidurías Ancestrales (CEPROSI) de Cusco, financiado por el Fondo Chile contra el Hambre y la Pobreza. El objetivo es fortalecer la soberanía alimentaria e identidad cultural a través de la implementación en el altiplano andino de espacios interculturales denominados chacras huertas, beneficiando en este caso a familias Quechua de la comunidad rural de Queromarca.

La delegación de La Araucanía estuvo integrada por Eduardo Pino (Fundecam), Alejandro Herrera (UFRO); Adrián Huichalao y María Eugenia Cañupán, director y profesora de la Escuela Trañi Trañi, respectivamente, y Soledad Aliante, directora de la Escuela Ruka Manke, Reigolil, comuna de Curarrehue, quienes también compartieron saberes de la cultura Mapuche y se interiorizaron sobre programas de educación intercultural que trabajan establecimientos con matrícula de niños y niñas Quechua.

“En esta oportunidad estuvimos con comunidades de Queromarca, Raqchi y Pitumarca, conociendo la diversidad de semillas que tienen y sus prácticas de cultivo, con la idea de continuar avanzando con la propuesta que estamos ejecutando en esa región”, comentó Eduardo Pino, director del proyecto, destacando el trabajo que esas comunidades Quechua han venido realizando en pos de recuperar la biodiversidad en sus chacras y en los establecimientos educacionales, donde los conocimientos ancestrales se transmiten a las nuevas generaciones.

Por su parte, Alejandro Herrera, académico de la Facultad de Ciencias Agropecuarias y Forestales, señaló que el proyecto en ejecución es una iniciativa de alcances interesantes, que en esta oportunidad propició la presencia de profesores en la región de Cusco, pero que también contempla la venida de sabios Quechua a Temuco a fines de año.

Herrera destacó que entre las actividades contempladas en el proyecto, prontamente se concretarán dos pasantías de estudiantes de la Facultad en la comunidad de Queromarca. “Queremos que los jóvenes adquieran una experiencia de formación a través de la vinculación con estas comunidades respecto de otros sistemas de cultivos, y el manejo de predios que se caracterizan por una superficie disponible familiar pequeña y donde existe un nivel interesante de productividad y variedad de cultivos como maíz, papa, quinoa, habas, entre otras”.

Por su parte, el director de la Escuela Trañi Trañi, Adrián Huichalao, valoró el trabajo que vienen desarrollando establecimientos de educación intercultural bilingüe en Perú, donde una de las estrategias es que los profesores hablen la lengua originaria. En ese sentido, comentó que a partir de lo observado en la visita a establecimientoseducacionales surgen interesantes desafíos y aprendizajes que espera puedan ser interiorizados también en Trañi Trañi. “Uno de ellos es que nuestros colegas hablen mapudungun para no desarraigar al niño, porque es muy difícil que enseñemos la lengua desde una lógica castellanizada, porque es distinto. En el altiplano los niños están desarrollando su propia cultura y el profesor no los saca de contexto, ya que constantemente les está hablando en Quechua”.

Un desafío que también comparte la profesora María Eugenia Cañupán, quien a diario trabaja para reforzar la identidad Mapuche en el aula. “Es importante que los niños se comuniquen en su lengua de origen y no se desarraiguen”, destacó, resaltando a su vez lo importante del compromiso de los docentes al momento relacionarse con los conocimientos culturales que trae el menor.

Por su parte, la profesora Soledad Aliante indicó que en la escuela que dirige están iniciando un trabajo de interculturalidad, por lo que fue provechoso conocer experiencias exitosas, entre ellas, las relacionadas con cultivos de chacras en los establecimientos. “Tenemos la idea de implementar algo relacionado con huertos escolares y motivar a nuestros apoderados para que cultiven también sus tierras y produzcan sus propios alimentos”.

WATUNAKUY
Visitas de encariñamiento y aprendizaje mutuo entre familias, pueblos y naciones del mundo es el sentido Quechua de la palabra “Watunakuy”, nombre de la festividad que desde hace diez años viene desarrollando CEPROSI y que en esta oportunidad congregó a más de mil 300 personas, entre ellas, delegaciones de Argentina, Australia, Bolivia, Chile, España y México.

“Es la fiesta de la vida, de agradecer, cantar y danzar de manera sagrada para nuestra Madre Semilla, que es la que nos da la vida, nos alimenta, nos cuida. Este momento es para reencontrarnos, encariñarnos y seguir viviendo entre los humanos, naturaleza y deidades”, explicó Elena Pardo, directora de CEPROSI y principal impulsora del “Watunakuy”, una celebración que tiene entre sus momentos emotivos el encuentro del sol y la luna en el Centro Ceremonial de Raqchi y que este año también tuvo alineados a Venus y Júpiter.

“En el tiempo de Inti Raymi (fiesta del Sol) en junio se cierra el ciclo agrícola y es el momento de festejar y agradecer a las semillas, es cuando el padre sol vuelve a nacer y a seguir caminando durante todo el año”, explicó la directora, agregando que 2015 también fue significativo, ya que este “Watunakuy” cumplió diez años y se abrió camino por primera vez en el lado amazónico del Perú, en el Centro Ceremonial de Wamanmarca en Quillabamba, favoreciendo un intercambio cultural y de saberes entre comunidades provenientes de los Andes y de la Amazonía.

Un rescate cultural que valora positivamente el maestro ceremonial Hipólito Peralta y que, a su parecer, demuestra que es posible compartir las distintas formas de pensar y sentir que tienen las personas, y transmitirlas a las nuevas generaciones. “Este espacio nos ha permitido incursionar con todos los sentimientos y conocimientos que tenemos”, destacó, manifestando que espera que al igual que las semillas, estas instancias se repliquen y se abran camino en otros lugares.

El “Watunakuy” no sólo revive espacios de una cultura milenaria como la andina, sino que junto con intercambiar semillas se comparten saberes de crianza y promueven una educación comunitaria e intercultural, recuperando el respeto por la naturaleza y enriqueciendo también el espíritu de quienes participan en las ceremonias.

 

 El proyecto de cooperación técnica internacional “Fortaleciendo soberanía alimentaria e identidad cultural a través de la implementación de chacras-huertas en el altiplano andino Cuso-Perú” es financiado por el Fondo Chile contra el Hambre y la Pobreza, una iniciativa conjunta del Gobierno de Chile a través de la Agencia de Cooperación Internacional de Chile (AGCI) y el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD).

Más información sobre el proyecto y sus actividades en www.fundecam.cl   

 

Escrito por: Jassna Sepúlveda Beltrán – Periodista Institucional – Email: jassna.sepulveda@ufrontera.cl

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