Establecer un estilo de vida activo y saludable tras un evento coronario es uno de los desafíos más relevantes en la rehabilitación cardíaca. Con base en esta problemática, un equipo de investigadoras del Departamento de Ciencias de la Rehabilitación de la Universidad de La Frontera fue distinguido con el Premio Milagro Correa 2025, otorgado por el Colegio de Kinesiólogos de Chile al mejor artículo científico publicado durante el último año en la revista Kinesiología.
El artículo, titulado “¿Cómo y cuánto se mueven los adultos que sufrieron un evento coronario un año después de haber entrado a un programa de rehabilitación cardiaca?”, fue desarrollado por las kinesiólogas María Francisca Contreras, Constanza Ulloa, Pamela Serón y María José Oliveros. La publicación se enmarca en un estudio clínico multicéntrico realizado en seis hospitales del país, y destaca por su contribución a la práctica clínica, al aportar evidencia local sobre la adherencia a la actividad física en pacientes después de completar un programa de rehabilitación.
Motivaciones e impacto del estudio
“Una de las principales motivaciones fue comprender mejor qué ocurre con los niveles de actividad física una vez que finaliza el programa de rehabilitación cardíaca”, explicó María Francisca Contreras, autora principal del trabajo. La investigadora señaló que, si bien se conocen los beneficios del proceso supervisado, existe escasa evidencia sobre la mantención de esos hábitos en el largo plazo. “El objetivo fue analizar si las personas logran sostener un estilo de vida activo en distintos ámbitos de su vida cotidiana”, detalló.
El estudio reveló que más del 90% de los participantes se mantenían físicamente activos a los 12 meses del evento coronario, aunque las actividades con mayor gasto calórico cambiaban con el tiempo. Mientras el aporte del ocio y el transporte disminuyó, las actividades domésticas y laborales ganaron protagonismo. Estos hallazgos, según las autoras, permiten orientar estrategias de seguimiento más efectivas y personalizadas para personas con enfermedad cardiovascular.
Colaboración intergeneracional y proyección científica
Para María Francisca Contreras, el premio también tiene un valor simbólico y formativo: “Recibir el Premio Milagro Correa tiene un significado muy especial para nosotros como equipo de investigación ya que es el resultado de un trabajo colectivo que comenzó con la adjudicación de un proyecto FONDECYT por parte de una investigadora senior, la Dra. Pamela Serón, y que luego continuó con la mentoría y liderazgo de una investigadora emergente, María José Oliveros, hasta llegar a mí, que estoy iniciándome en el área de la rehabilitación cardíaca. Por eso, este reconocimiento destaca el valor de la formación continua y la colaboración intergeneracional en la investigación”.
Además, los resultados de este estudio tienen un impacto directo en la rehabilitación cardíaca y en nuestra comunidad, ya que aportamos evidencia basada en datos locales, lo cual es fundamental para adaptar las estrategias de atención a nuestra realidad. Es muy gratificante ver cómo colegas a nivel nacional reconocen y valoran nuestro trabajo y por supuesto que eso nos motiva a seguir investigando, formando redes y buscando mejoras concretas para la salud de las personas con patología cardiovascular” concluyó.
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